Las cardiopatías congénitas están presentes al nacimiento, pero también hay cardiopatías hereditarias, con una base genética, cuyas manifestaciones clínicas pueden presentarse a cualquier edad. Además pueden tener arritmias, enfermedades adquiridas por infecciones, complicaciones de enfermedades de otros órganos o sistemas, efectos secundarios de tratamientos, complicaciones derivadas de factores de riesgo…

La afectación cardiovascular en la edad pediátrica y adolescencia no es infrecuente.

Qué es una cardiopatía congénita, qué síntomas dan, como se diagnostican y como se tratan

Es una anomalía del corazón y/o de los grandes vasos -que llegan o salen de el- con la que se nace y que puede dar problemas en algún momento: hay que tener en cuenta que hay muchas anomalías que son variantes pero que no van a dar problemas y no tienen mayor importancia. Es muy importante dejar claro que no todas las cardiopatías congénitas son hereditarias

Se pueden presentar de muy variadas formas, desde pasar casi desapercibidas a tener coloración azul (“cianosis”) o síntomas de sobrecarga del corazón (dificultades para las tomas, no ganar peso, dificultad respiratoria), pérdidas de conocimiento, palpitaciones… Algunas se presentan ya en las primeras etapas de la vida e incluso en vida fetal

Al cardiólogo pediátrico le suelen llegar porque el pediatra lo ha sospechado, por sus síntomas o por sus antecedentes. La historia personal (tipo y peso de parto, otras enfermedades) y familiar (otros miembros próximos con enfermedades) y la exploración física (color, presencia de soplos) son esenciales. La orientación casi definitiva se hace con el electrocardiograma y el ecocardiograma; en ocasiones hacen falta mas pruebas como el TAC, la resonancia magnética, análisis y rara vez un cateterismo

No todas las situaciones precisan una intervención: afortunadamente en muchas ocasiones es suficiente con un tratamiento farmacológico y una estrecha observación. Las intervenciones pueden serlo mediante cirugía “convencional” (simplificando sería “abriendo y con bisturí”) o mediante cateterismo (accediendo desde venas y arterias, sin abrir, y navegando hasta la zona enferma)

En casos en los que no se puede curar la enfermedad y el pronóstico es malo puede indicarse un trasplante cardíaco, tema que trataremos más adelante. Las células madre no son en la actualidad un tratamiento validado y se reducen, de momento, al campo experimental. El tratamiento en vida fetal está muy restringido a ciertas cardiopatías, se realiza con material no específico, sino que se adapta, no se hace “abriendo”. En las semanas siguientes iremos describiendo la particularidad de cada una de las cardiopatías congénitas.

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