Los sonidos cardíacos más fácilmente audibles son los del cierre de las válvulas y se conocen como primer tono cardíaco (se cierran las válvulas que comunican aurículas y ventrículos) y segundo tono cardíaco (se cierran las válvulas que comunican el corazón con sus arterias). Los médicos están entrenados para reconocerlos y para ello utilizan el fonendoscopio o estetoscopio. Estos sonidos marcan los diferentes momentos del ciclo cardíaco y por ello tienen mucha importancia sus características: aumento, disminución de la intensidad, alargamiento…
Un soplo es un sonido que se escucha en la auscultación. La amplitud de ese sonido es la que determina que se oiga o no y los ruidos pueden tener distintas frecuencias determinando si es más agudo o más grave y distinto timbre que, simplificando, hacen que el sonido se perciba como musical o como ruido. Los soplos (“murmullos” en inglés) son sonidos turbulentos generados en el corazón o en los vasos, muy frecuentes en los niños en los que, siendo normales, pueden llegar a oírse en algún momento al 50 u 80% de ellos, pero deben distinguirse de aquellos asociados a un problema cardíaco subyacente.