Los trastornos de la conducta alimentaria abarcan una gama de condiciones que incluyen la anorexia nerviosa, los trastornos de evitación y restricción de la ingesta, los atracones, la bulimia nerviosa y trastornos no especificados. En los últimos años, la incidencia de estos trastornos ha aumentado notablemente, convirtiéndose en una causa importante de diversos problemas de salud. En la anorexia nerviosa, el metabolismo se ralentiza y se asocia con desórdenes en múltiples órganos y sistemas. En el caso del sistema cardiovascular, esto puede resultar en una disminución de la masa muscular cardíaca, disfunción cardíaca, prolapso mitral y derrame pericárdico. Uno de los aspectos más destacados y llamativos es la bradicardia (disminución de la frecuencia cardíaca), que es una adaptación al bajo aporte calórico y a una modificación del sistema nervioso autónomo. La mayoría de estos hallazgos no suelen ser graves ni requerir tratamiento, y tienden a mejorar a medida que se controla la enfermedad. Sin embargo, la renutrición debe ser cuidadosa para evitar posibles complicaciones cardíacas.
La mayoría de los pacientes pueden ser tratados de forma ambulatoria, reservando el ingreso hospitalario para los casos más graves que presenten una frecuencia cardíaca inferior a 40 latidos por minuto. Aunque la literatura menciona la posibilidad de arritmias, esta asociación aún no está lo suficientemente documentada. Por el momento, la actitud médica más consensuada es recomendar el ingreso y la monitorización en estos casos. Los cardiólogos realizan una evaluación exhaustiva del electrocardiograma, que va más allá del simple recuento de latidos, y pueden realizar pruebas adicionales como el ecocardiograma o un registro prolongado del electrocardiograma (Holter). Referencia: Friars D et al. Journal of Eating Disorders 2023; 11:13